sábado, 2 de enero de 2021

Adiós 2020

Adiós 2020
Año que empezó en la ignorancia del no saber
Que terminó en soledad continuada e incomprensión sentida
Algunos respiros tuvo, la tarde de  brazadas al ponerse en sol en casa de chispitas,
escribir un libro y publicarlo, pintar un autorretrato, el paseo por los jardines de La Granja a finales de febrero, un concurso de arquitectura en Ames, una tarde de moras en septiembre en El Espinar y pavos reales a medio día, cerrar los ojos al sol en el parque. Pausa.
También tuvo salvavidas, las llamadas de mi ahijada pequeña enseñándome sus bailes y confiando sus gustos e ilusiones, llamadas largas que me ayudaron a sobrevivir conectando con la inocencia interior que ella me reflejaba y que parapeté ante tanto dolor externo del mundo.
Un respiro, gracias Cris
Año donde la letalidad se ha ensañado con los frágiles y vulnerables, qué dolor siento. ¿Por qué hace esto la Vida?
Año de despedida de una madre al cielo. Ya todo da lo mismo.
Año de ansiedad y eterna espera.
Año de silencio interior para poder conectar con el templo del espíritu interior que es más real que todo lo que nos rodeaba. El único que permanece para dar consuelo y fuerza para continuar.
Año donde la tele era mejor apagarla para poder pasar unos días sin ansiedad y refugiarse en el no saber para poder estar con algo de calma.
Año de trabajo intermitente y milagroso
Paren el mundo que me bajo de él (viñeta de Mafalda) me venía a la cabeza...
Año de soledad, mucha soledad, donde los amigos, los hermanos, los novios no se vieron, no se cuidaron. Donde sus ojos vivos, azules y miel dejaron de ser vistos. Al menos, una video llamada, qué diferente y qué añoranza con verlos, tocarlos y sentirlos.

Año de pausa en todas las relaciones. Para proteger a los mayores, para poder acompañarlos. ¿Cómo vivir y a la vez proteger a los mayores? es lo mismo que preguntar: ¿Cómo diluir el aceite en agua?

Proteger a un vulnerable¿?
Cero comprensión, como decía mi abuelo y ahora repite mi madre:
La vida sigue...
Que si sigue, no para, todos entrando y saliendo y los vulnerables cayeron en el olvido, y por ende los que les acompañan. Lo importante era vivir...¿Cómo protegerlos?.¿Dejarlo mejor en manos de Dios?
O ¿hacer lo que está en mi mano? Incomprensión. Qué dolorosa es la incomprensión, y a la vez es el único camino para poder irse con la conciencia en paz al dormir.
Bendita cama, el mejor momento del día
Bendita ventana de mi habitación, despertar el día viendo salir el sol, ver los cielos del amanecer cada día qué compañía me da, gracias por los amaneceres de todas las estaciones del año, gracias porque me daba cuenta que era amada por la Vida
Soledad e incomprensión
Despedidas al cielo a borbotones de los vulnerables, algún joven...
Parece que todo vale, pero no, claro que todo no vale, incomprensión...
Soledad
Mucha soledad
Cerrar los ojos, qué paz, bendita meditación!
Ojalá este 2021, nos deje respirar mejor, recuperar la vida ahora pausada y llorar toda emoción que ha quedado atragantada y quiere salir.
Siento escribir todo esto...
Ya sé lo que es incomprensión, aislamiento y la profunda soledad.
Nunca pensé que un abrazo propio acurrucada al dormir fuera tan gratificante.
Una ilusión... la conquista de Matamala

Pido con fervor que todo esto se pueda remontar y veamos a cada persona más conectada con su espíritu, y por ende , empáticos con los demás , siendo copartícipes de la Unidad y por supuesto cuidadores/veladores del planeta azul.

Acabo  de recibir el  e-mail de amigos de feadulta, os dejo el encabezamiento del email:

"Despedir este año 2020 no es un asunto baladí. Todos hemos crecido. Lo más duro, despedir a nuestros seres queridos a distancia. Vaya nuestro cariñoso recuerdo para todos ellos y nuestro abrazo virtual para los que siguen, seguimos, de duelo. Hemos tenido que reinventarnos: aprender a pasear, socializar o culturizarnos sin salir de casa. Estuvimos muy unidos aplaudiendo a nuestros héroes sanitarios. Vimos las plazas vacías, el aire libre de contaminación, los animales recuperando su terreno. Tuvimos miedo, dolor, incertidumbre. Aprendimos tecnología, medicina, epidemiología y hasta ampliamos nuestro recetario en la cocina. Curvas, PCRs, cómo usar la mascarilla, el gel hidroalcóholico, las vídeollamadas y un largo etcétera. Nos falta tiempo para reposar, pero estoy segura de que nos hicimos más fuertes y todo lo vivido nos ayudará a reinventar un mundo nuevo, más justo, más respetuoso con el medio ambiente y más solidario."